Acá la semana pasada fue Spring break (vacaciones de
primavera) sólo una semanita de vacaciones que es lo justo y necesario para
estar con los chicos todo el día y todas las noches bien pegaditos jajaja.Acuerdense
que acá no hay abuelos, tíos, mucamas, ni nada que se le parezca para darnos un
break a los padres. Por suerte tenemos amigos que nos entienden y cuando lo necesitamos
nos dan una mano.
Nuestro Spring break empezó el viernes pasado y el sábado después
del partido de mi hijo de fútbol nos fuimos a una ciudad que se llama Estes
Park, a una hora y media de casa. Nos quedamos hasta el martes en una cabaña
divina. Todo de madera, bien rustico. Fuimos con otras familias amigas y la
pasamos genial. Remontamos barrilete, jugamos en la plaza, futbol, basquetbol,
mate, uno, truco, burako… esos cuatro días parecieron diez! Pero después está el volver…
Por suerte esta vez me organicé un poco mejor y llamé a
mamas de amigos de los chicos del colegio y directamente les pregunte: pueden
ir mis hijos a tu casa? Acá eso no se estila. Acá uno invita sin esperar que le
retribuyan la invitación. Pero esta vez dije basta! Siempre soy yo la que mandó
el primer texto o email preguntando si pueden venir a jugar a casa, esta vez
pregunté si podían ir para allá. Tal fue mi sorpresa que todos dijeron Si! Claro,
nos encantaría!
Me llevé una sorpresa cuando charlando con una mamá de un
amigo de mi hijo de 8 años me contó que ella no arregla mucho ir a jugar a
casas o que vayan chicos a su casa sólo porque es mucha organización. El nene
se quedó a dormir a mi casa el viernes a la noche y la mamá me decía que para
ella es muy estresante armar el bolso para el día siguiente, pensar si se
olvida algo, etc. Para ella es más fácil que el nene duerma en su casa…yo sólo podía
pensar que cuando yo tenía 8 años y estaba de vacaciones dormía en mi casa poco
y nada. Y cuando dormía en casa, era siempre con una amiga que se quedaba a
dormir y jugar conmigo.
Pero bueno, las diferencias culturales no dejan de sorprenderme.
Tantas cosas pasaron desde la última vez que me senté a
escribir. Creo que lo más importante es
que me hice ciudadana americana o como diríamos nosotros: estadounidense. Mi
marido es argentino pero mis 3 hijos son americanos así que después de vivir acá casi 15 años, el siguiente paso era hacernos ciudadanos estadounidenses. Ya con más tiempo les voy a contar esa
experiencia única que vivimos acá al hacernos “Americanos”.